sábado, 5 de marzo de 2011

Aún me cuesta pensar que los días soleados existen, aún sigo con esta cabezoneria loca que me lleva al pesimismo entre mil flores de sábanas lloradas.

Inmortalidad es lo último que desearía. ¿Por qué pedir ser inmortal entre un mundo que te da la espalda en cuanto le guiñas un ojo? ¿De que sirve una vida eterna si en cada paso que das hacia adelante te cuesta respirar?
Mientes cuando dices que no quieres nada más, que desearías quedarte para siempre como ahora, mientes y lo peor de todo es que lo sabes, sabes que sigues siendo esa mentirosa compulsiva que soñaba con hacerse un a vida llena de historias de ficción ¿Y de qué te sirve?

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