Una cara sin miedo, sin decepción.
Unos ojos alegres y vivaces que evitan cualquier
sobresalto y cobardía.
Muestran agallas ante cualquier visión infame y deshonrada.
Aniquilan cualquier ofensa que moleste al corazón, puesto está que ellos bien son compañeros y ayudantes de el.
El rostro en si es un equipo,
unos guardaespaldas protegiendo a su majestad ante cualquier adversidad.
Que tan afortunado es mi diminuto corazón,
puesto que tiene amigos que nunca le harán traición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario